P: Tú has investigado más lo ocurrido en Oruro. ¿Qué podemos valorar más en dicha ciudad?
MC: En 1932, las salitreras habían cerrado en Chile, y aparecieron en
Oruro un montón de repatriados que habían ido allá desde 1905 e incluso
antes. Ellos habían hecho familia en Chile inclusive, pero tuvieron que
volver. Entre ellos llegaron muchos chilenos también que se acomodaron
en diferentes barrios de Oruro, en la calle Santa Bárbara, en el sector
de la 6 de Agosto para abajo y en el sector Norte. Allí empezaron las
manifestaciones radicales de los comunistas, de los marxistas. Hubo
saqueo de tiendas. Es algo realmente dramático, pero la guerra
solucionó el problema demográfico en Oruro, porque en realidad vino la
guerra y las generaciones del 30 y 31 que fueron al servicio militar
estaban buscando trabajo. Las empresas ya no podían contratar, porque
habían reducido personal por la crisis y no había donde ubicarlos.
Entonces, una solución fue que desde la generación del 30 que acababa de
hacer el servicio militar formaron el Regimiento Campero, el Sexto de
Caballería, el Regimiento Abaroa y el Catorce de Infantería, que fueron
las compañías que llegaron a Boquerón.
Hay un grupo de niños de 10 a 14 años que se metieron en los vagones
del tren. Acompañaban a sus hermanos o amigos. Incluso había unos que
habiendo peleado con sus papás porque perdieron una moneda se subieron
al tren y se fueron a la guerra. Entonces los papás decían "¿Dónde está
mi hijo?”, "Se fue en el tren”, "No, ¿cómo es posible?”; llegaron hasta
la estación del ferrocarril, telegrafiaron a las diferentes estaciones, y
a algunos los agarraron en Machacamarca y los obligaron a volver a pie
hasta Oruro. Otros llegaron hasta el frente, y allí se dieron cuenta de
que eran niños y alguno recibió un sopapo, porque era chango. A otros
tuvieron que acomodarlos en diferentes servicios como en la sanidad.
Un caso dramático ocurrió en Toledo, donde los camiones cerraron las
esquinas de la plaza en un día de fiesta y a todos, sean de 14 años o
más, ¡adentro! No tuvieron oportunidad de despedirse de su familia. Las
esposas, madres e hijas que no sabían leer ni escribir, no sabían cómo
comunicarse. Todos esos hechos dramáticos nos han marcado y nos han
permitido cambiar como país.
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