miércoles, 29 de octubre de 2014

Falta de empleo y comercio informal


Este tema aunque se lo quiera desvirtuar políticamente es una realidad en el país ya que a falta de empleo seguro crece el comercio informal como la fuente más segura para miles de bolivianos que deben mantener un hogar.

Naturalmente el aumento constante de la legión de trabajadores informales genera una serie de problemas particularmente "urbanos", pues las calles en la mayoría de las ciudades están ocupadas por estos comerciantes que se dan modos para ubicar sus puestos y vender la variedad más extensa de productos que se tenga idea, movimiento que permite utilidades para sustituir los salarios que sirven porcentualmente a una baja proporción de trabajadores fijos.

Las estadísticas, en materia laboral, si bien indican que ha disminuido la desocupación, tal parece que es una referencia de temporalidad, pues por el otro lado se incrementa la cantidad no precisamente de desocupados sino más bien de comerciantes informales que con su pasiva actitud solucionan de forma indirecta un problema que en otras circunstancias constituiría una bomba de tiempo para el Gobierno.

Es un ejército de comerciantes que sólo activan medidas sociales, como marchas o eventuales bloqueos cuando sus actividades son motivo de algún control o del establecimientos de prohibiciones que les impide comercializar su bagaje de productos, desde comestibles, hasta ropa, bisutería, juguetes, golosinas, refrescos o de acuerdo a las posibilidades económicas, la oferta es de electrodomésticos, equipos de sonido, línea blanca, computadoras y televisores, de toda marca, procedencia y precio. El comercio es monumental.

En esa misma corriente, pero con definición específica de mercadería, están los comerciantes de ropa usada, según los dirigentes se trata de un conglomerado mayor a los 35 mil comerciantes, distribuidos también en mercados especiales propiamente en todas las ciudades y en la nuestra con negocios no sólo callejeros, también en galerías y tiendas en las que se definen las especialidades por calidad, modelos y tallas, tanto para varones como para mujeres y niños, estos comerciantes recientemente se movilizaron demandando la anulación de un decreto supremo vigente que prohíbe la importación y venta de prendería usada.

Para la industria, el comercio y las medianas y pequeñas empresas legalmente constituidas, la actividad informal es una dura y desigual competencia, porque el gran comercio informal no paga alquileres, ni servicios, tampoco tributa y vende a precios por debajo de los costos reales de la producción legal y formal.

Para el Gobierno, si bien es un problema social que muestra la realidad sobre la carencia de empleos fijos, la vigencia del comercio informal es una salida coyuntural a la crisis de empleo y un conglomerado relativamente pasivo que no causa problemas mayores, aunque evidentemente genera una millonaria evasión de impuestos…que en los cálculos, posiblemente signifique una opción de la realidad económica menos compleja y costosa que brindar beneficios sociales en todo el sentido de responsabilidad que implica esa obligación para sostener planillas laborales que se ajusten a las disposiciones vigentes.

La situación es latente, su permanencia en el esquema socio político también, por lo mismo para la colectividad no hay otra alternativa que acostumbrarse a convivir con ese comercio informal, que ojala pudiera ser acomodado de mejor manera, para no ocasionar problemas a la población que ha perdido el derecho de uso de las aceras, sitios de seguridad para los transeúntes, por lo demás es responsabilidad de autoridades buscar la mejor manera de formalizar la informalidad.

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