lunes, 15 de diciembre de 2014

Editorial

No hay macro proyectos para Oruro


Al ingresar a la última quincena del año, un tiempo especial de fin de gestión para evaluar lo que se hizo en materia de trabajos de beneficio comunitario, en administraciones de gobernaciones y alcaldías se establece a través del criterio de dirigentes institucionales, cívicos, laborales y profesionales que en el año que se acaba no hay nada que mencionar en materia de macro proyectos.

La ciudadanía percibe el desarrollo del departamento y la ciudad observando las obras que se entregan y la realidad es que en todo caso la mayor cantidad de programas del municipio, ha sido de "maquillaje", mucha pintura y algo más de asfalto, cemento y losetas desechadas para arreglar las calles, evidentemente hay más parques y áreas verdes como complemento a los derechos ciudadanos de vivir cómodamente.

Sin embargo y sólo para recodar proyectos importantes no se avanzó en los casos del Mercado Central, el embovedado del Río Tagarete un largo y pestilente foco de infección, pero además un impulso mayor a la instalación de alcantarillado en las zonas periurbanas, por tratarse de un proyecto de saneamiento básico que a fin de año recién se lo movilizará.

En la otra jurisdicción, según recuerdan los vecinos, continúa avanzando como tortuga el proyecto vial del departamento en lo que corresponde a la conclusión del corredor bioceánico terrestre con la carretera Oruro – Pisiga, el avance es extremadamente lento y una vergüenza que el corto tramo faltante no pueda ser terminado, aparte de otros segmentos camineros que tampoco terminaron.

Los casos del Puerto Seco, del que se entregó su muro perimetral, no tiene mayor avance, ni menos la instalación del Parque Industrial. En el área rural se han completado algunos proyectos de electrificación y se entregaron algunas estructuras educativas y canchas de fútbol pero los proyectos grandes, como incentivar la agricultura regional, caso de la quinua, el ajo y en el sector de la ganadería camélida el apoyo todavía es incipiente.

De manera especial la minería departamental está atravesando por una crisis profunda en lo que corresponde a su sostenibilidad. Los planes de exploración no pueden desarrollarse por la reducida cantidad de recursos que para ese rubro dispone la Gobernación, por lo mismo debe plantearse un tratamiento directo para tener un fondo de arranque que motorice efectivamente su reactivación. Potosí tendrá un fondo extraordinario, otro tanto debería exigirse en Oruro para la siguiente gestión pero, lamentablemente en este sector, el año no tiene ningún registro significativo.

El año concluirá inexorablemente y el balance de lo que se hizo, incluyendo la ejecución presupuestaria en las dos administraciones públicas, nos muestra que existieron muchas restricciones, se suman a ese proceso las pugnas internas, particularmente en el gobierno municipal y el Ejecutivo edilicio, no faltaron fricciones entre Asambleístas y Gobernador, por lo mismo muchos proyectos en ambos casos fueron postergados en perjuicio de la población.

De aquí adelante, al finalizar el año y comenzar la nueva gestión, los afanes serán electoralistas lo que posiblemente con la experiencia de otro año sin obras grandes, motive al electorado orureño a reflexionar seriamente en esa delicada misión de seleccionar a los nuevos candidatos y más adelante apoyarlos democráticamente con el voto secreto.

La evaluación ciudadana tiene que ver también con observar seriamente si los ciudadanos que terminan su gestión de autoridades cumplieron o no con sus promesas electorales. No puede admitirse nuevos errores.

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